Descarga Espiritual

Los 7 puntos estratégicos por donde entra el mal:

1. Mente: telequinesis, telepatía y teletubbies son las formas más comunes de transmitir el mal supremo rabiático.
2. Oído: mediante los isótopos y cera en descomposición se atrae perversión infantil.
3. Ojos: el mal aprovecha situaciones como piquetes de ojo y piquetes en la General Paz. La conjuntivitis es un gran medio para aportar rigidéz a la mesa algarrobo y los barrotes de prisión.
4. Boca: equipo de fútbol dirigido por M. Russo, ex Unión Soviética, gran amigo de Elton John y portador de un don supremo.
5. Manos: el mal aprovecha la encarnación de uña y reencarnación de Apu. Un buen ejemplo es la película “Matrix”, en especial en la escena de los caballos borrachos.
6. Pies: plural de pié. Dícese de dos pies. Forma de medición anti-SIMELA usado en EEUU.
7. Espalda: la escoliosis es la gran oportunidad que aprovecha el mal para introducirse en la columna vertebral y provocar movimientos bruscos.

Info: los 7 puntos son reales, fueron televisados hace poco y no perdimos la oportunidad de anotar cada uno. Desgraciadamente, no pudimos tomar nota de las explicaciones que brindaba el programa religioso, asi que las elaboramos nosotros mismos. El conductor brasileño dijo que en la reunión en el templo se darían a conocer 2 puntos más, apreciád 3 más aquí:

BONUS+

8. Nariz: por éste órgano se puede tanto aspirar como descargar el mal, expulsando 3 kg de mocos en 4 resfriados simultáneos. El placer de vivir no sólo depende de lo que uno respira, sino de lo que puede llegar a exonerar.

9. Horificio anal, ojete u orto: punto principal por el cual se descarga completamente el mal, olor. UGHA-UGHA, GACHI-CHOMI, GESTALD KUARASHI!

10. Tráquea: vulnerable a cuaquier sustancia maligna vulnerable a cualquier órgano maligno vulnerable y sobre todo maligno, Alejandro Magno decía “Yo no soy puto, mi novio es gay, no seas vulnerablem, amaos terricolas y terriculos, solo sé que no sé un carajo, ÑAGA OPARETICUM.”

Temprana edad para el pequeño Sam Sung, todavía seguía soñando con el exquisito aroma de los cristales; ¿cómo decirle que la culpa la tenía Farfán?, el pequeño osito que se había suicidado. El mal es una mierda.